La ONU marca su 80 aniversario con una mujer al mando de la Asamblea General
La alemana Annalena Baerbock ha asumido este martes su cargo como presidenta del del 80º periodo de sesiones de la Asamblea General.
Este martes en su primer discurso tras asumir el cargo y consciente de la dantesca tarea que tiene ante sí, Baerbock dijo que “normalmente, este sería un momento para celebrar”, pero se preguntó si “¿realmente estamos de humor para celebrar?” cuando estamos viendo morir de inanición a niños en Gaza, o a las niñas de Afganistán se las prohíbe ir a la escuela, los abuelos de Ucrania están en los refugios antiaéreos, las mujeres de Sudán son violadas, los habitantes de las islas del pacífico están viendo crecer el nivel de las aguas o 808 millones de personas siguen atrapadas en la extrema pobreza.
El mundo necesita a las Naciones Unidas
Pero la respuesta a ese sombrío panorama mundial debe ser “no rendirnos”. Y añadió: Estamos aquí. Os vemos. Incluso cuando nos enfrentamos a reveses y frustraciones. Cuando la diplomacia nos falla y el consenso se nos escapa. Nos uniremos para cumplir con los pueblos del mundo. Nos uniremos para defender los principios de esta institución. Si las niñas de Afganistán o los padres de Gaza pueden despertarse, en los momentos más oscuros de la vida, y seguir adelante, nosotros también podemos. Se lo debemos a ellos. Pero también nos lo debemos a nosotros mismos, porque (…) simplemente no hay otra alternativa. El mundo necesita a las Naciones Unidas. De ninguna manera estaríamos mejor sin ellas”.
Baerbock reconocía así el lema de ese año escogido para su presidencia: «Mejor juntos: 80 años y más por la paz, el desarrollo y los derechos humanos».
Para ella, el nuevo ciclo será un momento crucial para la organización, el centro del sistema multilateral, que se encuentra bajo una enorme presión. Mencionó los ámbitos político y financiero, además de los más de 120 conflictos armados que recuerdan que la misión primordial de las Naciones Unidas, «salvar a las generaciones futuras del flagelo de la guerra», sigue sin cumplirse.
Antes que la alemana, que es la primera europea en ocupar el cargo, lo hicieron la india Vijaya Lakshmi Pandit en 1953, Angie Brooks, de Liberia, en 1969, Sheikha Haya Rashed Al-Khalifa, de Baréin, en 2006, y María Fernanda Espinosa, de Ecuador, en 2018.
La Super Bowl de la diplomacia
Su más inmediata tarea será presidir el Debate General que se celebrará del 22 al 26 de septiembre, una reunión anual que reúne a los líderes mundial y que Aissata Camara, Comisionada de Asuntos Internacionales de la ciudad de Nueva York, no duda en calificar como “la Super Bowl de la diplomacia”. Camara se refería así al partido de la final de fútbol estadounidense, un acontecimiento deportivo de mayor grado en ese país.
La sombra de la predecesora de Baerbock, María Fernanda Espinosa (2018-2019), planea sobre su mandato. En entrevista con Noticias ONU, la expresidenta ecuatoriana de la Asamblea General (primera mujer latinoamericana en el cargo) definió el puesto como un ejercicio de "diplomacia hábil y negociaciones justas".
Pero advirtió: el verdadero trabajo ocurre "tras bambalinas", forjando consensos en un mundo fracturado.
El desafío de reinventar la ONU
Espinosa ve en Baerbock todas las cualidades para una "actuación brillante" en medio de cambios estructurales profundos. La alemana no sólo dirigirá reformas clave del proceso UN80: también sentará las bases para la elección del próximo Secretario General en 2026. Y aquí, Espinosa lanza la pregunta que resuena en los pasillos de la ONU: "¿Por qué no una mujer?".
Tras ocho décadas de liderazgo masculino, la elección de Baerbock como quinta presidenta en la historia aviva la esperanza de un cambio histórico. Espinosa lo resume así: "La ONU es una organización irremplazable, pero debe reinventarse". Y esa reinvención, insiste, pasa por estilos de liderazgo distintos y por hacer justicia histórica.
La Asamblea: laboratorio de derecho internacional
La expresidenta recordó que la primera resolución de la Asamblea en 1946 trató sobre energía atómica, subrayando cómo este cuerpo siempre ha tenido que adaptarse a fuerzas transformadoras. Durante su mandato, Espinosa lideró las complejas negociaciones del primer Pacto Mundial sobre Migración en 2018 e impulsó cambios internos como la eliminación de plásticos de un solo uso en la ONU.
Hoy, el desafío es mayor: acortar la brecha entre las resoluciones adoptadas y su implementación real en las políticas nacionales. "La gente necesita ver cómo las decisiones multilaterales mejoran tangiblemente sus vidas", afirmó Espinosa.
La Comisionada de Asuntos Internacionales de la ciudad de Nueva York coincide con ella en que esta 80ª sesión es "una de las más importantes" en la historia de la ONU. El contexto global lo exige: un mundo polarizado por múltiples crisis que convierte a la Asamblea en el último laboratorio donde buscar soluciones comunes.
Seguridad y diplomacia en Nueva York
Entre sirenas y escoltas, las delegaciones de 200 países recorrerán la Primera Avenida, donde la sede de la ONU se extiende entre la calle 42 y la 49. El dispositivo de seguridad movilizará a departamentos policiales locales, estatales y federales, además de servicios de inteligencia que monitorean posibles amenazas.
Pero más allá del operativo de seguridad, la ciudad abre sus puertas a lo que Camara describe como "una oportunidad única de experimentar la riqueza cultural de Nueva York". La Comisionada destacó que la ONU sigue siendo un motor económico vital para la ciudad, generando ingresos equivalentes al presupuesto anual de algunos países.
La ONU genera unos 4900 millones de dólares anuales para la economía de Nueva York, con estas dos semanas de alto nivel entre las actividades más intensas.
Con Baerbock al frente, la Asamblea encara una etapa marcada por la urgencia de reformas y la necesidad de consensos en un mundo polarizado. El aniversario número 80 no es solo una efeméride: es la oportunidad de redefinir el papel de la ONU para las próximas generaciones.
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