¿Qué es la lluvia ácida
y por qué se produce?
La lluvia ácida es producida por la
contaminación atmosférica cuando los gases procedentes de la quema de
combustibles reaccionan con el oxígeno del aire y el vapor de agua y se
transforman en ácidos que transporta la lluvia.
POR REDACCIÓN NATIONAL GEOGRAPHIC
El concepto de lluvia ácida engloba
cualquier forma de precipitación que presente elevadas concentraciones de ácido
sulfúrico y nítrico. También puede mostrarse en forma de nieve, niebla y
partículas de material seco que se posan sobre la Tierra. La lluvia normal es ligeramente
ácida, con un pH de 5,6, mientras que la lluvia ácida normalmente tiene
un pH entre 4,2 y 4,4.
¿Qué causa la lluvia ácida?
La capa vegetal en descomposición y los
volcanes en erupción, como el volcán de La Palma que estalló a
finales de 2021, liberan algunos químicos a la atmósfera que pueden originar
lluvia ácida, pero la mayor parte de estas precipitaciones son el resultado de
la acción humana. El mayor culpable de este fenómeno es la quema de combustibles
fósiles procedentes de plantas de carbón generadoras de electricidad, las
fábricas y los tubos de escape de los automóviles.
Cuando el ser humano quema combustibles
fósiles, libera dióxido de azufre (SO2) y óxidos de nitrógeno (NOx)
a la atmósfera. Estos gases químicos reaccionan con el agua, el oxígeno y
otras sustancias para formar soluciones diluidas de ácido nítrico y sulfúrico.
Los vientos propagan estas soluciones acídicas en la atmósfera a través de
cientos de kilómetros. Cuando la lluvia ácida alcanza la Tierra, fluye a través
de la superficie mezclada con el agua residual y entra en los acuíferos y
suelos de cultivo.
Un proceso similar se está produciendo en los océanos.
Los océanos se están volviendo más ácidos, y los científicos creen
que el cambio está ocurriendo más rápido que en cualquier otro momento de
la historia geológica. Es una mala noticia para la mayoría de las
criaturas que viven en el océano, muchas de las cuales son sensibles a los
sutiles cambios de acidez de su hábitat acuático. Es especialmente problemático
para los corales, las ostras y otras criaturas con delicados caparazones o
esqueletos de carbonato, que se debilitan incluso con cambios muy leves en el
equilibrio ácido del océano, de forma similar a cómo la lluvia ácida corroe las
gárgolas de piedra y los edificios de piedra caliza.
¿Qué consecuencias tiene la lluvia ácida?
El dióxido de azufre y óxidos de nitrógeno no
son gases de efecto invernadero primarios que contribuyan al calentamiento
global, uno de los muchos efectos del cambio climático; de hecho, el dióxido de
azufre tiene un efecto refrigerante en la atmósfera. Pero los óxidos
de nitrógeno contribuyen a la generación de ozono estratosférico, un importante
contaminante que puede ser pernicioso para las personas. Ambos gases causan
peligros medioambientales y de salud porque se pueden distribuir fácilmente con
la contaminación atmosférica y la lluvia ácida.
La lluvia ácida tiene muchas consecuencias
nocivas para el entorno, pero sin lugar a dudas, el efecto de mayor insidia lo
tiene sobre los lagos, ríos, arroyos, pantanos y otros medios acuáticos. La
lluvia ácida eleva el nivel acídico en los acuíferos, lo que posibilita la
absorción de aluminio que se transfiere, a su vez, desde las tierras de
labranza a los lagos y ríos.
Esta combinación incrementa la toxicidad de las
aguas para los cangrejos de río, mejillones, peces y otros animales
acuáticos. Un ejemplo de las consecuencias de la acidificación de las
aguas y el impacto de la lluvia cuando arrastra contaminantes es el
desastre ecológico que vive el Mar Menor, la laguna salada más grande de
Europa.
Algunas especies pueden tolerar las aguas
acídicas mejor que otras. Sin embargo, en un ecosistema interconectado, lo que
afecta a algunas especies con el tiempo acaba afectando a muchas más a través
de la cadena alimentaria, incluso a especies no acuáticas como los pájaros.
La lluvia ácida también contamina selvas y
bosques, especialmente los situados a mayor altitud. Esta precipitación nociva
roba los nutrientes esenciales del suelo a la vez que libera aluminio, lo que
dificulta la absorción del agua por parte de los árboles. Los ácidos también
dañan las agujas de las coníferas y las hojas de los árboles.
"Las plantas sufren abrasión de sus
partes verdes, principalmente las hojas; con estos órganos dañados la planta
queda debilitada, retrasado su desarrollo, es fácilmente atacada por distintos
tipos de parásitos, y con más sensibilidad a los periodos de sequía,
situaciones todas ellas que en condiciones normales hubiera resistido. Esto
puede llegar a causar la muerte de grandes masas vegetales, como los bosques, y
el deterioro más o menos importante de las producciones agrícolas", afirma
un comunicado de la Universidad Complutense de Madrid (UCM).
Los efectos de la lluvia ácida, en combinación
con otros agentes agresivos para el medioambiente, reduce la resistencia de los
árboles y plantas a las bajas temperaturas, la acción de insectos y las
enfermedades. Los contaminantes también pueden inhibir la capacidad arbórea de
reproducirse. Algunas tierras tienen una mayor capacidad que otras para
neutralizar los ácidos. En aquellas áreas en las que la «capacidad
amortiguadora» del suelo es menor, los efectos nocivos de la lluvia ácida son
significativamente mayores.
Además, la lluvia ácida puede afectar también a
nuestra salud. "Determinadas concentraciones de estos compuestos de azufre
y nitrógeno de la atmósfera pueden penetrar a los sistemas respiratorio y
cardiovascular, dando como resultado enfermedades o incluso la muerte",
afirma la UCM.
"Los metales como el mercurio y cadmio de
depósitos del suelo de lagos, corrientes y reservas pueden acumularse en los
tejidos vegetales y animales, haciéndolos tóxicos para el consumo humano. Los
metales también pueden separarse del suelo hacia las reservas de agua o de
viejas tuberías de plomo y cobre, llegando directamente hacia el agua corriente
de los hogares y causando serias enfermedades".
Reducir las emisiones de los
contaminantes
La única forma de luchar contra la lluvia ácida
es reducir las emisiones de los contaminantes que la originan. Esto significa
disminuir el consumo de combustibles fósiles. Muchos gobiernos han intentado
frenar las emisiones mediante la limpieza de chimeneas industriales y la
promoción de combustibles alternativos. Estos esfuerzos han obtenido resultados
ambivalentes. Si pudiéramos detener la lluvia ácida hoy mismo, tendrían que
transcurrir muchos años para que los terribles efectos que genera
desaparecieran.
Apostar por la movilidad eléctrica, reducir el
nivel máximo de azufre en los combustibles e impulsar las energías limpias son
algunas de las líneas de acción que pueden mitigar la contaminación industrial.
El hombre puede prevenir la lluvia ácida
mediante el ahorro de energía. Cuanta menos electricidad se consuma en los
hogares, menos químicos emitirán las centrales. Los automóviles también
consumen ingentes cantidades de combustible fósil, por lo que los motoristas
pueden reducir las emisiones nocivas al usar el transporte público, vehículos
con alta ocupación, bicicletas o caminar siempre que sea posible.
Tomado de https://www.nationalgeographic.es/medio-ambiente/lluvia-acida