La Guajira podría tener más agua que Bogotá
Por: Andreína García Pinto
Este no es un sueño romántico. Es un proyecto viable, técnico, estratégico. Pero, sobre todo, es un proyecto de justicia territorial.
En los últimos días estuve en un curso de plantas desaladoras en Alicante, España, donde tuve la oportunidad de conocer las instalaciones de la planta de Torrevieja, la más grande de Europa, que produce hasta 240 millones de litros de agua potable al día, suficiente para abastecer a más de 1,6 millones de personas. También visitamos la planta de Muchamiel, que entrega alrededor de 50 millones de litros diarios para el área metropolitana de Alicante. Ambas funcionan con tecnologías avanzadas de ósmosis inversa, recuperación energética y monitoreo inteligente, y demuestran que sí es posible transformar el mar en una fuente constante y segura de agua para millones de personas.
Pese a que La Guajira está rodeada por el océano, hemos normalizado la crisis por falta de agua y la hemos convertido en parte del paisaje. Hemos venido construyendo algunas plantas pequeñas en comunidades, iniciativas que, aunque valiosas, aún son insuficientes frente a la magnitud del problema.
Si lográsemos construir una planta como la de Muchamiel, una de las más eficientes de su tipo, o replicar el modelo de Torrevieja, podríamos imaginar un futuro distinto para el Caribe colombiano. Con cinco plantas como estas, podríamos suministrarle agua potable a toda Bogotá.
Estamos en una era de calentamiento global, donde los ríos se secan y los embalses bajan a niveles críticos. Lo vivimos en Bogotá hace apenas unos meses, cuando los cortes de agua nos enfrentaron a nuestra fragilidad hídrica. La pregunta no es si podemos seguir dependiendo del régimen de lluvias, la pregunta es: ¿cuánto tiempo más podremos hacerlo sin buscar otras fuentes confiables, sostenibles y resilientes?