miércoles, 1 de mayo de 2024

TEMAS MUNICIPALES

PACTO PARA EL FUTURO DE LA HUMANIDAD (ii)

(La declaración política de Daejeon)

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NOSOTRAS, LAS LÍDERES LOCALES Y REGIONALES

Somos conscientes de que la búsqueda de un crecimiento económico sin fin exige sistemas de producción y consumo que son destructivos e insostenibles. A pesar de algunos beneficios y avances materiales a corto plazo, ahora está muy claro que estos sistemas no sólo agotan nuestros ecosistemas que sustentan la vida, sino que también conducen a la exclusión social y a niveles de desigualdad sin precedentes, hasta el punto de que la paz, la democracia, la seguridad y nuestro bienestar universal están amenazados. De hecho, lejos de proveer a las generaciones futuras, nuestras actuales vías de desarrollo están concentrando el poder económico, social y político en manos de una minoría de personas y organizaciones cada vez más reducida e irresponsable.

Concebimos un futuro basado en los cuidados, el intercambio y la solidaridad, en el que la búsqueda de un crecimiento incesante del PIB y de una producción y un consumo insostenibles se sustituya por una búsqueda universal de una calidad de vida cada vez mejor para todos, en la que se promuevan, protejan y hagan realidad los derechos humanos de todos. Esto sólo puede lograrse regenerando el planeta y respetando el mundo vivo que nos sustenta. Una ciudadanía bien informada, crítica y empoderada será el socio esencial para navegar por los cambios significativos de la vida cotidiana que son tan urgentes y esenciales, desafiando muchas suposiciones en favor de la reimaginación de nuestro futuro común y la realineación de las relaciones locales y globales. En resumen, necesitamos una revisión completa de nuestros sistemas de valores.

Nos comprometemos a buscar realmente la equidad y las oportunidades para todos y fomentar una nueva narrativa que refleje estos valores. Esto significa forjar nuevos paradigmas de desarrollo que protejan los bienes comunes locales y globales, midiendo el progreso a través de las vidas de las poblaciones pobres, excluidas y vulnerables, y no de las ricas y privilegiadas. También significa cambiar nuestros sistemas - de degenerativos a regenerativos, y de divisivos a distributivos - por diseño.

Tenemos en cuenta que, en un mundo que se ha vuelto predominantemente urbano, existe toda una red de ciudades de diferentes densidades y tamaños que son elementos esenciales de la globalización: concentran recursos y son atractores de poblaciones, flujos, trabajo, creatividad, innovaciones sociales y culturales. Antes concentradas en unas pocas megaciudades, los efectos de la globalización están rediseñando todo tipo de ciudades. La vida urbana y territorial está en el centro de las cuestiones de política social, medioambiental y cultural.

Asumimos nuestras responsabilidades para contribuir a estos retos. Como gobiernos locales y regionales, reconocemos y aceptamos que tenemos una responsabilidad única por nuestro papel de regulación y apoyo a la vida cotidiana de los ciudadanos, tanto pública como privada, y por la proximidad que ofrece el contacto directo y cotidiano con la vida y las preocupaciones de los ciudadanos. A la hora de crear y poner en marcha acciones audaces y transformadoras, es esencial que las necesidades inmediatas y actuales de las comunidades locales se equilibren con la consecución de los Objetivos Mundiales. Aceptamos nuestras responsabilidades globales, reconociendo el impacto de nuestras acciones en los ecosistemas y las comunidades de todo el mundo.

Consideramos que surgen enormes y apasionantes oportunidades en el desarrollo de nuevas formas de gobernanza y toma de decisiones, y que es necesario sustituir el trabajo jerárquico y aislado, ya obsoleto, por un enfoque holístico que aproveche los sistemas completos. Aprovecharemos las nuevas tecnologías para compartir información y dar cabida a soluciones innovadoras, utilizándolas para mejorar sistemáticamente la calidad de vida de todos y proteger los derechos digitales sin dejar atrás ningún lugar ni persona. Por su parte, los sectores privados y la sociedad civil tendrán un papel clave en la promoción de una economía regenerativa y distributiva.

Reconocemos que ningún actor y ninguna esfera de gobierno puede hacerlo solo. Siempre que sea necesario, nos comprometemos a explorar relaciones y alianzas totalmente nuevas con otras esferas de gobierno, basadas en el respeto de los principios de subsidiariedad, responsabilidades compartidas y aplicación en colaboración, así como con organizaciones internacionales, aprovechando nuestras fuerzas y competencias mutuas.

Reafirmamos la importancia de la educación universal, especialmente para las niñas, y de unos medios de comunicación libres, de la libertad de expresión, de la agencia y del pensamiento crítico para garantizar unos ciudadanos bien informados y empoderados. Como gobiernos locales y regionales, damos la bienvenida a la sociedad civil, al sector privado y a otras partes interesadas como socios esenciales para garantizar el progreso y la estabilidad de nuestros pueblos, ciudades y regiones.

Nos comprometemos a ampliar y garantizar el acceso universal a los servicios locales y regionales y la igualdad de oportunidades para todos los ciudadanos. Reconocemos que esto requerirá políticas transformadoras a todos los niveles para ofrecer un nuevo cambio de paradigma en torno a los cuidados en la que las acciones colectivas y el conocimiento se pongan a disposición de todos los ciudadanos de forma equitativa y universal y que respeten los derechos de la humanidad y la salud de nuestro único planeta.

Nuestro Pacto es universal y pretende ofrecer igualdad de oportunidades, equidad y justicia para todos y en todos los lugares. Intentaremos sustituir la búsqueda del progreso individual a costa de los conciudadanos por el espíritu del servicio público a través del cuidado y el reparto recíprocos. La pandemia ha demostrado la importancia de redimensionar la vida contemporánea, y ha probado cómo los enfoques de la movilidad humana centrados en las fronteras han resultado repetidamente ineficaces e injustos. Los ciudadanos libres serán el principal motor de los cambios sociales, políticos y económicos esenciales para la realización de este Pacto, por lo que seguiremos insistiendo en la importancia de una ciudadanía bien informada y empoderada. La base de esta ciudadanía es garantizar que todos los ciudadanos estén capacitados para alcanzar su potencial, a través del acceso universal a la educación y de políticas basadas en un nuevo feminismo impulsado por hombres y mujeres por igual. El movimiento municipal feminista global será fundamental para garantizar que las mujeres y las niñas no se queden atrás y para fomentar una nueva forma de hacer política. Los entornos sanos y accesibles y las instituciones que sirven a todos con imparcialidad restablecerán la confianza e impulsarán la esperanza, la solidaridad y el optimismo, liberando nuestra imaginación colectiva e infundiendo un nuevo sentido de lo que es posible en casa y para el mundo. El desarrollo humano y la emancipación, el enriquecimiento del capital social de todos, son nuestras estrellas polares para liderar la era de transición en la que nos encontramos hacia un mañana justo y sostenible.

Frente a este contexto, el Pacto para el futuro de las personas se atiene a los siguientes compromisos:

1. Garantizar la igualdad de derechos y oportunidades para todos y respetar y celebrar la diversidad.

2. Fomentar el acceso universal y equitativo a los servicios públicos, incluyendo la vivienda, la salud, la educación y la participación en la vida cultural y política.

3. Promover la participación informada y sostenida de los ciudadanos en la vida pública y en la toma de decisiones promoviendo la libertad de expresión y de conciencia y la expresión artística.

4. Centrarse en el desarrollo humano con la cultura, la paz, la creatividad y la calidad de vida en el centro.

5. Garantizar un trabajo decente y una remuneración justa para todos, basándose en el respeto de los principios de subsidiariedad, responsabilidades compartidas y aplicación colaborativa, y el espíritu empresarial.

6. Promover el papel de las asociaciones de voluntarios, y facilitar el cuidado a través de actividades de voluntariado.

7. Garantizar que las mujeres y las niñas estén plenamente capacitadas para alcanzar su pleno potencial como ciudadanas y fomentar una forma feminista de hacer política.

8. Contribuir a que los ciudadanos vivan en entornos seguros, pacíficos y libres de violencia, incluso en el ámbito doméstico.

9. Fomentar la información y los datos abiertos y verificables para promover la inclusión, la educación y la comunicación.

10. Respetar la salud del planeta y el bienestar de las generaciones futuras.

NOSOTRAS. LÍDERES DE LOS GOBIERNOS LOCALES Y REGIONALES

Admitimos el impacto de las crecientes desigualdades dentro de las ciudades y regiones, y entre ellas, resultantes a menudo de la mercantilización de la mayoría de los aspectos de la vida. Las necesidades de las comunidades marginadas, especialmente las mujeres, las personas con discapacidades, las personas mayores y los y las pobres urbanos, no han sido suficientemente atendidas, lo que ha provocado una fuerte aceleración de la exclusión social y una especial fragmentación. En concreto, hemos asistido al retorno de los desalojos forzosos, los desplazamientos y el despojo, siempre centrados en los pobres y los vulnerables, a la ampliación de la brecha de género y al aumento de la violencia de género.

Entendemos que para abordar las raíces de las desigualdades necesitamos reducir significativamente las brechas de ingresos, a la vez que mejorar la participación política, abordar las barreras de accesibilidad y la discriminación a la que se enfrentan los grupos marginados.

Reconocemos que las agendas universales de desarrollo y los instrumentos de derechos humanos ya proporcionan el marco para garantizar el acceso a los servicios, los derechos de participación de las personas en la vida pública, el cuidado como facilitador de entornos inclusivos y la co-creación con nuestras comunidades. Asimismo, reconocemos que las vías de desarrollo deben situar los derechos humanos en el centro al reafirmar nuestro compromiso con la ciudadanía, el sufragio, la dignidad, el trabajo y la remuneración decentes, y la identidad social y la libertad.

Nos comprometemos a abordar las raíces de la desigualdad situando la igualdad de género, el acceso a los servicios y los espacios públicos en el centro de nuestra estrategia. También nos comprometemos a promover activamente la accesibilidad como derecho humano y condición previa a la inclusión, el derecho universal a la vivienda, prestando especial atención a las necesidades de los asentamientos informales, sustituyendo los desalojos forzosos por políticas que promuevan la inclusión y la participación.

Nuestra visión del futuro que necesitamos debe facilitar el acceso universal a los servicios básicos y la redefinición de los servicios esenciales, incorporando el derecho a la ciudad como ciudadanía universal con conjuntos renovados de derechos culturales, como el derecho a descubrir, crear, compartir, disfrutar y proteger las raíces, expresiones y recursos culturales de la comunidad local, como elemento de construcción de la paz y el bienestar en todas las ciudades y regiones. Poner a las personas en el centro en todas las circunstancias y poner la ciencia, las tecnologías y la inteligencia artificial, y el espíritu empresarial al servicio de la humanidad. Es necesario prestar especial atención a las localidades transfronterizas que repercuten en el estilo de vida de muchas personas en muchas ciudades y comunidades de todo el mundo.

Es un hecho aleccionador que, aunque el mundo excede sus límites planetarios, miles de millones de personas no cuentan con acceso a los servicios más básicos. Estas exclusiones se deben a elecciones políticas conscientes, y no como resultado de la falta de recursos. Nuestros sistemas actuales de consumo y producción son insostenibles y destructivos, y generan una siempre creciente injusticia y desigualdad. El Pacto por el Planeta pone énfasis en la necesidad de transformar nuestra relación colectiva con la naturaleza, y que los gobiernos locales y regionales estén a la vanguardia del desarrollo de una nueva visión de nuestro futuro común en el que afrontamos el cambio climático, tanto desde el prisma de la mitigación como de la adaptación, reanalizamos los valores que dan forma a nuestra comprensión como seres, en el que pensamos globalmente y actuamos localmente, y en el que abrimos caminos que son respetuosos con la naturaleza y abordamos de forma seria las desigualdades transaccionales. Un futuro en el que fomentamos la proximidad y los lugares de efervescencia creativa como espacios de todo tipo que nos permiten regenerar medios de subsistencia e iniciativas locales.

VER ORIGINAL EN: https://www.uclg.org/sites/default/files/pactoparaelfuturodecglu.pdf